Con la culminación del Torneo Clausura, ha concluido una nueva gestión de la Asociación de Básquetbol de Pando, y con ello no solo cerramos jornadas de competencia y esfuerzo, sino que abrimos una puerta hacia el futuro. Esta ha sido más que una temporada deportiva; ha sido un punto de inflexión.

 

Durante semanas, el escenario del DIC fue testigo de pasión, entrega y disciplina. Cada equipo, cada jugadora y cada jugador dejaron en alto el nombre de su club, mostrando que en Pando hay talento, coraje y amor por el baloncesto. Agradecemos profundamente al cuerpo técnico, a los árbitros, a los dirigentes y a las familias que acompañaron cada encuentro, haciendo del torneo un verdadero festival deportivo.

 

Sin embargo, más allá del marcador final, este torneo nos deja lecciones valiosas. La más importante: necesitamos crecer, evolucionar y unirnos más que nunca. El básquet pandino debe dar el salto, pero también de su potencial.

 


Por eso, desde la ABP, asumimos el compromiso de impulsar una nueva etapa. Una etapa de modernización, transparencia, comunicación efectiva y participación activa de todos los actores que forman parte de esta comunidad. Comenzamos a transitar el camino hacia la transformación digital, con presencia más sólida en redes sociales, una web informativa y actualizaciones constantes. Porque creemos que lo que no se muestra, no se valora, y el trabajo que hacen nuestros clubes, entrenadores y atletas debe ser visto, celebrado y respaldado.

 

Aspiramos a más. Queremos ver a más jóvenes formándose desde las divisiones menores, a más mujeres liderando procesos deportivos, a más proyectos interinstitucionales que apoyen el desarrollo del básquet, y a una ABP fortalecida, organizada y al servicio de todos.

 


Sabemos que los desafíos son muchos: desde la mejora de infraestructura hasta el acceso a formación continua. Pero también sabemos que hay una comunidad dispuesta a dar ese salto. Por eso, este mensaje es una invitación y una declaración de esperanza. Si caminamos juntos —jugadores, entrenadores, padres, dirigentes, instituciones, y por supuesto, la afición— podemos convertir al básquet en Pando en una herramienta de transformación social, identidad y orgullo.

 

El torneo terminó, pero el verdadero partido recién comienza. Que este cierre sea el impulso para soñar en grande y trabajar aún más fuerte. La ABP está lista. ¿Y tú?