Real Cobija, campeonas con alma: una remontada que quedará en la historia del básquet pandino
La noche del coliseo Universitario tuvo ese tipo de energía que solo aparece en las finales. Gritos, tensión, ilusión. Y cuando el reloj marcó el final del último cuarto, el marcador decía 66 a 52: Real Cobija era el nuevo campeón del básquetbol femenino de Pando.
No fue una victoria fácil. Ni tampoco una historia escrita desde el favoritismo. Este título se construyó desde abajo, paso a paso, con errores corregidos, con confianza recuperada, y con una segunda mitad de partido que se jugó con el corazón más que con las piernas.
Un primer tiempo cuesta arriba
El comienzo no pintaba del todo bien para las azules. Perla del Acre empezó más firme, controlando los rebotes y mostrando una mejor lectura ofensiva. Los parciales lo dicen todo: 12-16 en el primer cuarto, 12-17 en el segundo. Al descanso, la ventaja era clara: 24-33 a favor de Perla.
Real Cobija parecía incómodo. No encontraba ritmo, dependía de destellos individuales y se le escapaban segundas oportunidades. Pero el descanso largo sirvió para algo más que recuperar aire: sirvió para ajustar la cabeza.
El punto de quiebre: el tercer cuarto
El cambio llegó después del entretiempo. Y fue visible desde la primera jugada del tercer cuarto. Real Cobija empezó a defender más arriba, a cortar líneas de pase, a disputar cada balón como si fuera el último. La intensidad subió, y junto a ella, la confianza.
Ese cuarto fue decisivo. 22-12 a favor de Real Cobija. No solo dieron vuelta el marcador (46-45), también cambiaron por completo la dinámica del partido. Perla, que había dominado durante la primera mitad, se vio sorprendida por la energía y el empuje de un equipo que no estaba dispuesto a rendirse.
Último cuarto: el golpe de gracia
Cuando parecía que el cierre sería parejo, Real Cobija firmó su consagración con un parcial demoledor de 20-7. Fue un cierre impecable: defensa férrea, rebote seguro y decisiones inteligentes. Cada ataque era una declaración de confianza. Cada punto, un paso más hacia la historia.
El público lo sintió y lo acompañó. Las jugadoras se miraban con una mezcla de sorpresa y emoción. Y en medio de todo, una figura brilló con fuerza: Dayany Estefanni Landívar Arias, máxima anotadora del partido con 21 puntos. Fue el faro ofensivo del equipo y una de las razones más claras por las que el marcador terminó inclinándose hacia el lado celeste.
Un título que tiene historia detrás
Este campeonato no se explica solo con el resultado final. Hay un camino detrás, y no fue sencillo. Real Cobija tuvo una primera fase irregular, clasificó cuarta, y muchos la daban por eliminada tempranamente. Pero el equipo fue creciendo con el torneo: eliminó al último campeón, Akademia, en una serie durísima, y llegó a la final con un temple distinto.
El título es la consecuencia lógica de esa evolución. Un proceso de madurez deportiva que se notó en los momentos críticos. La forma en la que cerraron la serie —con dos cuartos finales perfectos— es una muestra de carácter, lectura de juego y confianza colectiva.
Lo que deja esta final
Más allá del título, esta final deja mucho para reflexionar sobre el básquet femenino en Pando. Real Cobija demuestra que los proyectos pueden dar resultados cuando se trabaja con paciencia y cohesión. Que no se necesita comenzar arriba para terminar en lo más alto. Y que el básquet femenino local tiene cada vez más nivel, más competencia y más nombres propios que brillan.
El campeonato de Real Cobija es una historia que inspira: un recordatorio de que los equipos no se definen por cómo comienzan, sino por cómo responden cuando están contra las cuerdas.
